A eso se juntó que en las primeras páginas del libro hay una cita que me hizo oírme a mí misma infinidad de veces al día, cuando les digo a los niños "No hay nada imposible, sólo que puede costarnos más encontrar una solución".¿Y por qué creo que puede gustarte? Básicamente porque es una historia cargada de emoción y sentimiento. Si bien el narrador es una voz masculina, tanto el tono como la visión son muy femeninos. No es larga, son 160 páginas. Pero son intensas y enriquecerán, sin lugar a dudas, esos momentos de silencios en los que se lee. Te hará olvidar el mundo y es muy recomendable para románticas y personas sensibles, aquellas que ven la fragilidad y la delicadeza del mundo.
Vamos, que podría decirse que fue un flechazo. Y cuando me llegó el libro a casa, su portada no me desencantó para nada.
Resumen: Lázaro se enfrenta a la máquina de escribir, ha de escribir una historia (la editorial la espera hace días), y por más que rehuye, no puede sino escribir de ella, de María. Lázaro revive su vida a través de los recuerdos, la vida que anhela y que ahora es imposible, y por ello habrá de luchar por salir del recuerdo para vivir en la realidad.
Impresiones: Esta novela no ha tenido suerte, pues a parte de entusiasmarme Jimena y sus mails, ha compartido lectura con El Sentido de un final y con el recuerdo de La Elegancia del Erizo, con lo que el listón estaba muy alto. Aún y así creo que ha salido airosa del asunto.
La elegancia del erizo cambiaba de letra según los pensamientos eran de Paloma o de René, y aquí también hay diferentes letras. La letra de mayor tamaño es del narrador, el que ve a Lázaro; otras veces es el mismo Lázaro, y la letra menuda es lo que Lázaro escribe para su novela.
Este lío de narrador, en alguna página me ha chocado, pero estaba tan metida en la historia, en la espesura de su tristeza, que pensé "con como están los personajes no estoy para tonterías de volver a releer páginas para ver quien narra; si ya veo perfectamente cómo están las cosas". Con ello quiero decir que estaba demasiado absorbida y la línea de narración se me antojó secundaria en esos momentos.
Volvemos a alguien que escribe su historia (aquí y en la novela de Julian Barnes hay un suicidio con corte de venas que leí seguidos por casualidad, estas cosas que pasan con las lecturas múltiples), con nostalgia, muchísima nostalgia de aquello que no fue, pero que además nunca jamás podrá ser. Aquí, en lugar de juzgarse en su yo del recuerdo, el personaje se va desinteresando de su vida en vida, para quedar prisionero de su vida en mente (casi en muerte).
Ya he escrito algunas veces que soy optimista profesional y me cuesta el sí porque sí, necesito soluciones y por qués, y me gustan los finales "justos". ¿Os acordáis de lo que sentí en La Soledad de los números primos? No entendía por qué no ayudaron a aquellos chicos; pues aquí necesito que María ame con otras prioridades.
Conclusión: Una novela de sentimientos demasiado poderosos, y que cuando avanzas en la lectura realmente te penetra ese título "El Amor y sus Tumbas".