miércoles, 15 de enero de 2020

UNA MADRE. Alejandro Palomas

Hace tiempo compré este libro en una oferta kindle. Lo que tienen los libros formato digital es que te acompañan continuamente, no se quedan en la estantería; a la mínima que tengas memoria medida en bytes, ni si quiera los tienes que guardar en la nube. Así que cada vez que abres el dispositivo, mueves el dedo arriba y abajo, y los libros pueden recordarte que están ahí. La verdad es que la portada encantadora es de las que, sea o no el seleccionado para leer, te ha hecho parar la mirada en él.

Dependerá de mi memoria neuronal que los próximos libros me gusten o no, porque el primero del año ha sido increíble (no pasa un día en que no lo refiera en algún momento), con lo que, sabiendo que las comparaciones sólo son odiosas si te toca la parte estrecha del embudo, me he encontrado con una comparación odiosa.

El libro es fácil de leer, ameno en cierto punto, con unos personajes aceptablemente elaborados, una trama tejida con corrección que no deja cabos sueltos, es decir, final redondo.

El problema para mí ha sido el no notar un compromiso con un género, y eso me lleva a recordar el refranero "aprendiz de mucho oficial de nada" o "quien mucho abarca poco aprieta".
El relato narra una trama familiar en torno a la mesa de Año Nuevo, mientras navega en vaivén a distintos momentos del pasado de los diferentes personajes: la madre Amalia (que me recordó en muchos momentos a aquel personaje de Mortadelo y Filemón que no ve 3 en un burro -como ella, ahora que caigo-, lo que genera situaciones graciosas, pero no desternillantes como el personaje de Ibañez), el tío materno Eduardo (a quien no he acabado de entender, en algunos momentos era como el noble venido a menos de "Juntos solamente", y en otras como Arturo Fernández), las 2 hijas, Silvia la ejecutiva agresiva y Emma la maestra callada; y Fer, el hijo menor que nos hace de narrador.
El humor es de ese estilo que se lleva del club de la comedia, con las comparaciones algo exageradas como punto fuerte, a parte del juego de palabras que genera malentendidos entre los protagonistas (eso de hablar de dos cosas distintas, sin los personajes darse cuenta). No sé el motivo (igual soy yo), por el que no he sonreído, supongo que eran situaciones demasiado exageradas al quedar mezcladas con temas muy serios.
A nivel de profundidad de personajes, no sé qué ha hecho que no entre. Supongo que los tópicos.
Un personaje que me ha gustado ha sido la abuela muerta, que está presente a menudo, y algunas de las sentencias serias sobre la manera de plantearnos la vida eran suyas. Eso es otra de las cosas que no me ha llegado, la manera de plantearnos la vida, de enfrentarnos a las dificultades.
Y algo que también me ha chirriado (o sacado de la lectura) es la repetición de "muletillas". Igual que en el instituto contábamos las veces que el profe de biología repetía por clase "me quiero refererir", ahora he contado las que dice "cara A" "cara B" y "sonrisa ancha".



miércoles, 8 de enero de 2020

LOS AÑOS. Annie Ernaux


El primer libro del año ha sido una maravillosa lectura; y una casualidad rozando la magia leerlo los primeros días de 2020, este cambio de década visualmente tan llamativo.
No sabía qué me esperaba y me he encontrado leyendo mis pensamientos, mis sentimientos, mis emociones, que, según avanzas por el libro, ves que son los de todos, y esa es la grandeza de la autora, describir la individualidad de una colectividad a veces inconexa.
El enhebrado es visual y poético al mismo tiempo. Fotos en blanco y negro con fecha y lugar al dorso que van cogiendo color con los años, y hasta cambiando de soporte. Descripción de las imágenes. Y luego palabras o frases inconexas a modo de lluvia de ideas del año de la instantánea, enumeradas sin ni si quiera puntuación o mayúsculas. Al final, los recuerdos de "ella", que recorren la historia de Francia principalmente, pero mientras lees ves que también es la tuya, pues es la historia de una sociedad que avanza (o retrocede) y es la de todos.
Te dejas atrapar por un paseo que aun siendo a vista de pájaro, entre los años 40 y 2010, consigue hacerte bajar el vuelo lo suficiente, con esos pequeños detalles que en su manera de mostrarlos consigue que los vuelvas a sentir: canciones, autoras, películas, revolución, libertades, temores.
El viaje ha sido fascinante por distintos motivos. El primero, por hacerte sentir que has vuelto a tus 10, 15, 20, 25... años, vuelves a pensar igual, a temer igual, te trasladas a los lugares donde viviste, estuviste, paseaste, te manifestaste. El segundo, porque, aun siendo 30 años más joven, me ha resultado asombroso acompañarla de la mano (con alguna discrepancia insignificante) en las mismas situaciones políticas, sociales, humanas... con ello he interpretado nuestros 20 años de retraso respecto a Francia.
Y para finalizar, el momento en que nos hemos despedido en el viaje, al llegar ella a una edad que aún no es la mía y me quedaba en el muelle mientras su barco zarpaba. Ahí la novela cambiaba de estilo, pasaba de biografía que te arrastra a la primera persona, a novela de la que eres espectador. Ahí vi claro que volvería a leerla en otro momento futuro, porque su discurso final se me antojó demasiado rápido, menos profundo que el previo; y mucho me temo que es por nuestra diferencia de tiempo, y cuando llegue, podré pillarla ahí, en esa velocidad distinta que te da ver más pasado desde un presente con, inevitablemente, menos futuro.

Al final del libro hay un párrafo que resume qué es el libro "No será un trabajo de rememoración, tal como se entiende en general, con el objetivo de narrar una vida, una explicación del yo. Ella sólo mirará en su interior para encontrar el mundo, captar el cambio de ideas, de creencias y de sensibilidad, la transformación de las personas y del sujeto, que ella ha conocido y no son nada, quizá, para quienes habrán conocido a su nieta y todos los que vivan en 2070."

martes, 7 de enero de 2020

Anem per feina!

Aunque la lectura es un placer, también me ayuda a nivel profesional, así que seguiré con el propósito de:
10 lecturas de divulgación científica: para ir acabando los miles de libros que tengo sobre educación, salud, lactancia, crianza,... que tanto me ayudan en la atención a las familias, pues poder hacer referencia a los sabios es siempre de gran utilidad; y hace algún tiempo decidí no recomendar ningún libro que no hubiese leído por más que lo hubiese recomendado la AEPed o siguiese siendo el pilar para el Hospital Sant Joan de Déu respecto a sueño infantil.
1.
10 lecturas en inglés: Después del nivel C2 de catalán y el ACTIC nivel medio, le toca el turno al B1 y B2 de inglés, así que, o me pongo las pilas, o me las tendré que poner.
1. Harry Potter and the Order of the Phoenix. JK Rowling
2.

Reto genérico

Total, el no ya lo tengo.
Me voy a apuntar a este reto por envidia. Mi marido está en el club de lectura del pueblo, al que yo no puedo ir por coincidir con mi horario laboral. Y la verdad es que estoy bastante encasillada en las lecturas (si las elijo yo, suerte que mi cónyuge me va regalando libros variados para abrir mis horizontes literarios).
La verdad es que el año pasado leí bastante, pero alejada del bloguerismo, lo que también me aleja de las novedades y saber cómo está el mundo novelesco. Por eso intentaré volver, para estar al día del enriquecedor entorno que se genera con l@s bloguer@s que intentaré vuelvan a ser mi club de lectura virtual (que en un libro (Quiéreme cuando menos lo merezca porque es cuando más lo necesito) aprendí que también es "real",  y que lo contrario a "virtual" es "presencial".
Así que... me lanzo al reto genérico para desencasillarme!
Gracias, Laky por tu influencia.


5 de misterio


2 thrillers

3 históricos


2 guerreros

1 novela de humor

3 amorosos
- Nosaltres dos. Xavier Bosch

1 infantil

1 juvenil


3 familiares

1 de terror

1 landscape

2 exóticos

2 libros de relatos

2 libros sobre libros

1 fantástico

1 obra de teatro, poesía o ensayo


5 narrativa contemporánea


2 clásicos

2 autoeditados


viernes, 3 de enero de 2020

Inicio de 2020 con energías renovadas

El día 1 tuvimos la idea de ir a recibir el primer sol del año al lugar de la península donde antes se ve, el Cap de Creus (el lugar más bonito del mundo según aquel pintor de bigote retorcido).
Fue mágico subir al faro por aquel camino tortuoso a oscuras, rodeados de personas que iban a celebrar con la naturaleza el nuevo año. El faro iluminaba a medias el camino, con su secuencia única para diferenciarse de los demás. Arriba esperaban los cadaquenses y cadaquensas con sus sardanas acompañadas del inconfundible son de las grallas, recibiéndote con un vaso de chocolate caliente. 
Algunos centenares de personas, de todas las edades, mirando al horizonte, con abrigos y mantas, de pie o sentados en la roca, todos con la mirada llena de una ilusión parecida a la de los niños la noche de reyes. 
Espetábamos al sol a las 8:15, pero por las nubes que también querían parte del protagonismo, no fue hasta las 8:26 cuando pudimos verle tímido, ante la muchedumbre, asomarse por un resquicio entre las nubes.
Todos sonreímos y se oyeron “oooooohs” mientras inmortalizábamos el momento con cámaras y móviles; aunque ninguna imagen mostrará la emoción contenida aquellos 11 minutos.